martes, 31 de agosto de 2010

Público versus Privado

Aunque parezca una contradicción, este creo que es el gran problema: basar el análisis poniendo público frente a privado o viceversa. Deberíamos de afrontar cualquier análisis sin el condicionamiento o prejuicio de lo que siempre nos han “dicho” que deberían ser lo público y lo privado.
Si enfrentamos el interés público frente al interés privado, no existe duda. El interés público debe prevalecer siempre sobre el interés privado.
Si analizamos la gestión pública frente a la gestión privada, no deberíamos hacerlo para ver cuál es la mejor, enfrentándolas entre sí. Simplemente deberíamos de valorar si la gestión “a secas”, sea pública o privada, es buena, mala o regular; y den distintos grados.
La medición de la eficacia de la gestión pública, está claramente vinculada al interés público. Mientras que la eficacia de la gestión privada, está evidentemente vinculada al beneficio y la rentabilidad empresarial.
Podríamos admitir cierta comparación entre la eficacia pública y la eficacia privada, pero sin perder de vista que ambas buscan objetivos diferentes y por tanto, incomparables. La comparación solo vendría vía, nivel de consecución de los objetivos.
Donde sí podemos comparar claramente gestión pública frente a privada es en la eficiencia, en el cómo se gestionan los recursos para conseguir los objetivos buscados. Aquí nos encontramos el gran tópico de que la iniciativa privada gestiona mejor los recursos que el sistema público en general. ¡Qué gran mentira!
Existen gestores privados absolutamente impresentables, donde su gestión no hay por donde cogerla; mientras que existen gestores públicos avalados por una gestión digna de estudio.
El gran reto de los que tienen una vocación por lo público, y aun más en tiempo de crisis, es hacer ver a los ciudadanos que la gestión de los recursos públicos conseguida con los impuestos, está en buenas manos. Misión difícil, que no imposible.